Por: Pastor Joel Sergio Ramírez
de Iglesia Cristiana Shalom Nuevo Laredo
Después de despedir a la multitud, subió al monte a solas para orar; y al anochecer, estaba allí sólo. Pero la barca estaba ya a muchos estadios de tierra, y era azotada por las olas, porque el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar
( MATEO 14:22-33 )
El evangelio según San Mateo registra, en el pasaje arriba mencionado, este singular acontecimiento y sin duda ‘inolvidable’ experiencia en la vida de cada uno de los discípulos de Jesús, cuando quedó de manifiesto su vulnerable condición humana ante las adversidades de la vida. Esas nada agradables experiencias de la vida que nunca son bienvenidas pero que siempre serán una cruda realidad existencial y de la cual nadie está exento. Jesús se los advirtió con anticipación: “En el mundo tendréis aflicción, mas confiad yo he vencido al mundo”. En otras palabras, que tuvieran por cierto que en esta vida vendrían lluvias torrenciales, ríos impetuosos, vientos contrarios que con gran ímpetu golpearían nuestra vida como aquella barca, pero que permanecerían firmes y seguros solo si se mantenían fundados sobre la roca inamovible de nuestra fe: Jesucristo.
Los discípulos, como todo seguidor de Jesús, estaban sujetos a un proceso de discipulado, a un aprendizaje constante, de continua preparación, para ser transformados en instrumentos útiles en las manos del Señor para toda buena obra.
Cabe mencionar que la Biblia nunca intenta ni mucho menos procura ocultar los momentos de debilidad, propios de nuestra naturaleza humana, aun en aquellos dignamente llamados héroes de la fe.
Los discípulos, en esta escena bíblica, enfrentaron, sí, vientos contrarios, vieron azotada su endeble embarcación por los fuertes vientos y olas amenazadoras, se sintieron ciertamente sacudidos, literalmente zarandeados, ‘movidos del tapete’ , turbados y fuertemente estremecidos en su incipiente fe. Pero no, no los critiquemos apresuradamente , ni los señalemos con índice de fuego o con una mirada inquisitoria, ni los sentemos en el banquillo de los acusados, porque, siendo honestos, tal vez algunos nos hemos sentido así en más de una ocasión , sin saber qué hacer. Pero, precisamente, ¿qué hacer cuando en el trayecto de nuestra vida los vientos nos son contrarios?
La Biblia nos enseña lo siguiente:
Nunca olvidemos que Jesús conoce nuestra situación.- Sí, que él sabe por lo que tú y yo estamos pasando. Él manifestó en esa ocasión referida su Omnisciencia, atributo divino que significa que Él tiene un pleno conocimiento de todas las cosas que suceden a nuestro alrededor. Tal es así que ni la hoja de un árbol cae sin que Él lo sepa, todos nuestros cabellos están contados. Job lo entendió después de terribles experiencias y pudo decir:
Oh, Señor, ahora conozco que todo lo puedes y que no hay pensamiento que se esconda de ti
La Biblia dice que en aquella ocasión en medio del mar embravecido y después de haber sido testigos de un milagro extraordinario, la multiplicación de los panes y los peces, en seguida Jesús los hizo entrar en la barca con un sentido de urgencia, o sea que prácticamente los apuró, los empujó metafóricamente hablando, para que salieran de ahí, de esa zona de confort, que se movieran, que siguieran adelante. Sin duda Él sabía, que más adelante, iban a pasar por esa situación difícil, que serían sorprendidos por esos vientos contrarios, mas Él los llevo allí, porque Él así lo quiso. No lo dudes, siempre hay un propósito en los designios soberanos de Dios.
“Ni mis caminos son vuestros caminos ni mis pensamientos son vuestros pensamientos”.
Hay lecciones que definitivamente sólo aprenderemos en la práctica.
Nunca olvidemos que su presencia estará con nosotros. -Aún en esos momentos difíciles, cuando los vientos nos son contrarios, podemos confiar en la Omnipresencia de Jesús, atributo divino que significa que su presencia es una realidad en todo lugar, sin importar las circunstancias. Las Escrituras nos dan ejemplos evidentes y reiterados de cómo la presencia de Dios es una realidad en aquéllos que confían y claman a Él.
Uno de esos extraordinarios ejemplos se encuentra en la vida de Moisés. Él estaba convencido que sin la presencia de Dios en su vida, era inútil que intentara cualquier cosa. Cuando Él habló cara a cara con el Señor, él dijo, “…Si tu presencia no va con nosotros, no nos hagas salir de aquí.” (Ex. 33:15). Y lo mismo es cierto hoy en día, para todo seguidor de Jesús. Porque su presencia está con nosotros, dirigiéndonos, guiándonos, obrando su voluntad en y a través de nuestra vida.
Nunca olvidemos que su poder no tiene límites.- Él manifiesta su Omnipotencia, atributo divino que significa que él es Todopoderoso. Jesús en aquella ocasión, a la voz de su Palabra, reprendió al viento, ordenó al mar que se calmara y todo quedó completamente tranquilo, hubo una grande bonanza. Los discípulos quedaron maravillados al ver la intervención de Jesús y atónitos y perplejos solo pudieron expresar: “¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?”.
No todo resulta negativo durante esos tiempos de vientos contrarios de la vida, muchas veces revelan cosas que estaban ocultas en nuestro corazón, y que tienen gran valor y significado. Para los discípulos fue el ser testigos presenciales de la deidad y el poder de Jesús. Cuando atravesamos por momentos de vientos contrarios, podemos llegar a pensar que Dios no interviene cuando y como a nosotros nos gustaría, pero mejor consideremos que está esperando el momento oportuno de hacerlo. Ni los truenos pueden hacer más ruido, ni los relámpagos más descargas eléctricas, ni las nubes derramar más agua, ni el viento soplar más fuerte del que Dios Omnipotente les autorice.
Él es y seguirá siendo el Todopoderoso de Israel, que ha prometido darnos paz en medio de la tormenta, una paz que sobrepasa todo entendimiento. Nuestra paz se llama Jesús.
Te invito a que pongas tu fe en Jesucristo, que creas que Él te ama, que murió por ti, que resucitó y vive, que está a la diestra de Dios intercediendo por nosotros. Cree que Dios es un Dios de oportunidades, quien además es, además, Omnisciente, Omnipresente y Omnipotente. Él te habla hoy y te dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida y nadie viene al Padre sino por mí”. Acepta hoy a Cristo como tu Salvador y Él estará contigo todos los días de tu vida.
ORACION POR SALVACIÓN
“Señor Jesús: Reconozco que soy pecador. Te pido con todo mi corazón que perdones todos mis pecados. Creo que diste tu vida por mí en la cruz. Confieso con mi boca que tú eres el Señor y mi único y suficiente Salvador. Jesús entra y habita desde hoy en mi corazón, sálvame y ayúdame a serte fiel todos los días de mi vida”.