Esta es la religión más feliz del mundo, porque Jesucristo nos pide andar en amor.
Por: Padre Mariano de Blas Sáenz, Capellán de adultos del Colegio Irlandés de Nuevo Laredo y Colegio Cumbres en Monclova
Cuaresma
La Cuaresma es la fecha más importante para los cristianos. En este periodo de 40 días nos preparamos con el Miércoles de Ceniza; empezamos a vivir la Semana Santa que es un periodo de penitencia y de adoración. La Iglesia manda a que los viernes que sean de abstinencia y se practiquen obras buenas como ayudar a los demás y visitar a los enfermos, entre otras.
Esta es la religión más feliz del mundo, porque Jesucristo nos pide andar en amor. Respetamos a María, la Madre de Jesús, adoramos solamente a Dios y veneramos a la Virgen María y a los santos, lo cual lleva un gran respeto.
¿Estamos viviendo “El final de los tiempos”?
Satanás busca destruir a las almas y tiene en la mira a los sacerdotes y las familias. Busca atacar la maternidad y la juventud, lamentablemente están siendo manipulados porque los jóvenes no viven con fe. Estamos viviendo una descristianización masiva; el paganismo va en aumento.
Escuchamos que estamos cerca del fin del mundo, pero lo correcto sería referirnos al fin de los tiempos. Nuestra civilización está el peligro, pero Dios va a intervenir, porque hemos agotado Su paciencia. Dios quiere que nos convirtamos y creamos en Él, nos avisa mediante estas pandemias y conflictos y nos motiva para que haya una conversión en nuestras vidas.
Hay mucha confusión en estos tiempos, nadie sabe el fin del mundo, sólo Dios. Recordemos el diluvio, cuando no había ni 10 personas sanas, los cambios sociales, la falta de fe… Dios es inmensamente misericordioso y está interviniendo para llamar nuestra atención. No nos deben sorprender las reformas políticas y religiosas que estamos viviendo, es parte de un próximo cambio para acercarnos a Dios.
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Cambios sociales
Por otro lado, si somos fieles a la doctrina de Jesucristo, ¿cómo es posible que afirmen que el aborto es un derecho de la mujer? Claro que Dios perdona los pecados, pero ellas muchas veces no se perdonan a sí mismas. Hay que convertir lo peor de la vida en lo mejor, convertir nuestros pecados en algo bueno; tenemos el ejemplo de María Magdalena. Pedro negó a Cristo tres veces, pero se arrepintió, Jesús le preguntó en tres ocasiones si lo quería. Cristo no quiere que nos estamos recordando nuestros pecados.
La religión católica es muy optimista. Con los dos primeros mandamientos se resume todo, si estamos en la religión del amor, tenemos el derecho de ser los hombres más felices del mundo
“El que se sienta muy pecador, se puede reivindicar amando más”.
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