“Gracias, compañero, gracias por el ejemplo. Gracias porque me dices que el hombre es noble. Nada importa que tan pocos lo sean: Uno, uno tan sólo basta, como testigo irrefutable de toda la nobleza humana”.
Fragmento del poema de Luis Cernuda en 1936, refugiado en México, de la Guerra Civil Española.
En este 2017, se cumplieron 125 años del nacimiento de un diplomático que además de servir a su país en el exterior, vio por los ciudadanos del mundo, el Sr. Gilberto Bosques Saldívar. En los libros de texto es poco probable encontrar el ejercicio que realizó quien ha sido el mayor diplomático en la historia internacional de México.
Fue el presidente Lázaro Cárdenas quien lo envío como su representante a Francia. Don Gilberto Bosques estuvo como Cónsul de México en la Ciudad Luz. La labor que realizó este personaje fue loable durante el tiempo que fue Cónsul en Paris, de 1937 a 1942.
El 22 de julio de 1940, París fue tomada por el ejército alemán. Bosques trasladó su consulado a Bayona, pero cuando los alemanes tomaron la región, se cambió a Marsella. Como enviado del presidente de México, trabajó para defender a los mexicanos en Francia, pero muy pronto expandió su mano protectora hacia otras comunidades. Sin importar nacionalidad, religión o clase social. Acogió desde filósofos, artistas, científicos, obreros, campesinos, carpinteros, alemanes, franceses, españoles y vascos.
Alquiló dos castillos en Marsella (Reynard y Montgrand), donde dio refugio a 1,350 personas, entre hombres, mujeres y niños. Para evitar que los alemanes irrumpieran en ellos, colocó una bandera de México en cada uno, declarándolos “tierra mexicana”. Una vez que los pasaportes a México estaban listos, los refugiados salían desde Marruecos, en barcos clandestinos alquilados por el gobierno mexicano, y ha su llegada, el presidente les ofrecía la nacionalidad mexicana en caso de que desearan quedarse.
En medio del caos de la guerra, los castillos se convirtieron en un “paraíso utópico” pues los refugiados, que en su mayoría provenían de campos de concentración, los adaptaron. Construyeron desde una escuela, hasta un sembradío de frutas y verduras, una alberca veraniega e incluso realizaban conciertos y bailes.
Gilberto Bosques enfrentó tanto a los agentes del Eje, a la Gestapo, espías franquistas y japoneses, arriesgando su vida. Cuando México rompió relaciones con Francia, fue él quien se presentó ante el gobierno de Vichy, con la nota que explicaba que a partir de ese momento México se separaba de Francia.
El cónsul, su familia y otros 42 trabajadores del consulado, fueron tomados por las tropas de la Gestapo en 1943, así como los dos castillos. Los trasladarón a Amélie-les-Bains; después a Alemania, a Bad Godesberg, donde se les arrestó durante un año en un “hotel prisión” junto con algunos otros diplomáticos latinoamericanos.
Pero incluso en esas precarias situaciones, la actitud de Bosques Saldívar no cambió, siguió manteniendo la dignidad y entereza como dirigente, pues le comunicó a un miembro del grupo alemán: “Todo el personal mexicano se someterá al reglamento que acaba de leernos, porque México está en guerra con Alemania y por ello somos prisioneros de guerra. Puede estar seguro de que no pediremos ninguna excepción, ninguna gracia sobre esas disposiciones, pero que tampoco aceptaremos ningún trato vejatorio, como acostumbran ustedes con los prisioneros”.
Finalmente fue liberado en abril de 1944. A su regreso, fue recibido por refugiados españoles y judíos que lo esperaban en la estación de trenes de la Ciudad de México, vitoreándolo como héroe y cargándolo en hombros.
Representó la solidaridad de México contra las injusticias del mundo. Llevó a cabo un trabajo desinteresado que no le correspondía, a sabiendas de que ponía en peligro su bienestar individual, no dudó en realizar.
PARA QUE SEPAS MÁS
Continúo con su vida diplomática en Portugal, Finlandia, Suecia y Cuba, hasta el momento de su retiro.
Gilberto Bosques firmó 40 mil visas para que los perseguidos por los nazis cruzaran el Atlántico.
Cuando los refugiados le agradecían por el apoyo el solía contestar “No fui yo, fue México”.
Existe un documental que narra sus acciones en Francia llamado “Visa al Paraíso”.
El consulado ocultó información de muchos de los judíos a los que acogió.
Falleció el 4 de Julio de 1995.