Pensar en la palabra zombie es pensar en alguna película de terror, con un guapo protagonista que salva el día. Si bien es normal verlos en la pantalla grande, toda mentira, tiene una verdad, y ese es el punto en cuanto a los zombies, pues son reales. Aunque no de la misma forma en que nos los muestra Hollywood. Para darte una prueba de ello, aquí te dejamos una lista de los verdaderos muertos vivientes que rondan por el mundo.
¿De dónde vienen?
Primero que nada, hay que entender que el fin principal de un zombie no es asustar a la gente ni devorar cerebros como usualmente ponen en los filmes, sino que el zombie es un esclavo sin voluntad. Su nombre proviene de una de las tribus africano-occidentales y puede significar “cuerpo” o “espíritu de una persona muerta”. Además, en Haití (de donde proviene) la palabra se refiere tanto a un fantasma como a un demonio.
Haití fue la primera nación negra que, tras años de guerra finalmente se independizó de sus amos.
Siempre fue mal vista por los europeos, pues su historia está plagada de canibalismo, ritos macabros, sacrificios humanos y magia. Por muchos años, esto era lo único que se conocía con “certeza” de aquel país.
En 1915, Estados Unidos, ocupó Haití, buscando modernizar esta nación, e incluso, intentaron erradicar la religión vudú, pero lo único que consiguieron fue hacerla más fuerte.
Al retirarse y habiendo fallado en su misión, terminaron por llevar consigo muchas de sus supersticiones primitivas, que tiempo después se trasladaron a la industria cinematográfica.
Pero lo que realmente los catapultó a la fama no fueron las películas, sino los libros de dos escritores de los años 20’s, quienes aseguraban que lo zombies eran reales. El primero de ellos fue William Seabrok, quien los menciona en su libro «La isla mágica», que narra todas las aventuras que vivió durante el tiempo en que permaneció enHaití.
“Sus ojos eran lo peor. En verdad eran los ojos de un hombre muerto; no ciego, sino fijos, desenfocados, que no miraban nada» – La isla mágica.
Asi como Zora Neale Hurston en su libro
“Dile a mi caballo”.
“Escuché los sonidos quebrados de su garganta y después hice lo que nadie ha hecho: lo fotografié” – Dile a mi caballo.
Los europeos utilizaban esclavos negros que robaban de diversos países y los ponían a trabajar en plantaciones de azúcar en Haití. Se dice utilizaban el método del vudú para convertir en zombies a sus trabajadores, de esta forma ellos perdían la voluntad de pelear o escapar. Lo que estos dos escritores vieron era lo mismo, ambos habían sido llevados a una plantación secreta de azúcar. Estas plantaciones solo funcionaban de noche, la mayoría de los zombies estaban delgados, enfermos y drogados, aunque también muchos otros eran sólo personas con alguna enfermedad mental que había sido vendida por su familia a estos lugares, una práctica común en ese entonces y que incluso ahora se continúa haciendo.
CASOS DE LA REALIDAD
POLVO ZOMBIE
En 1962 Clairvius Narcisse, murió misteriosamente, 18 años después apareció frente a su hermana. El hombre había regresado de entre los muertos.
Clairvius le explicó a su hermana que el causante de todo era otro de sus hermanos, con él que había tenido una disputa y éste, como venganza, le había practicado vudú. Lo mató y horas después de su entierro el brujo vudú lo desenterró y revivió. Fue obligado a trabajar como esclavo por dos años, hasta que pudo escapar. De acuerdo a su relato, antes de morir se le había proporcionado una bebida y cuando lo resucitaron le dieron a comer una pasta verdosa.
Su noticia tuvo éxito internacional y varios investigadores y científicos se propusieron descubrir que era realmente lo que había pasado y si era cierto que la hechicería lo había revivido de los muertos.
Uno de los interesados fue el investigador Wade Davis, quien viajó a Haití para investigar el hecho y pudo obtener muestras de las dos sustancias que Clairvius había consumido, tanto antes de morir como después de resucitar. Las conclusiones demostraron que el primer polvo contenía diversos agentes neurotóxicos como tetradotoxina, que se encuentra en el pez globo y bloquea la actividad nerviosa, provocando catalepsia, también tenía datura metel, datura stramonium y ducuna pruriens, alucinógenos que en dosis elevadas (como era su caso) causan amnesia. En cuanto a la pasta, esta contenía atropina y escopolamina que son derivados de alucinógenos, los cuales afectan los neurotransmisores del cerebro y las endorfinas.
EL ZOMBIE DE MIAMI
El 26 de mayo de 2012, un ciclista se horrorizó al descubrir a un hombre desnudo que devoraba el rostro de un indigente. El caníbal se llamaba Rudy Eugene, el cual estaba bajo los efectos de una droga conocida como “Séptimo Cielo” o “Sales de Baño”. Durante 18 minutos atacó a Ronald Poppo, un indigente de 65 años, que resistió el ataque estando consciente. Aun cuando la policía le ordenó que se detuviera, Rudy se negó y los oficiales no tuvieron otra opción más que abatirlo a tiros. El indigente perdió la nariz, mejillas y ojos, pero sorprendentemente sobrevivió.
Los expertos explican que la droga “Sales de Baño” tiene ese nombre debido a su apariencia, similar a las sales Epsom, entre sus efectos secundarios están las alucinaciones, paranoia, fuerza descomunal, una elevación en la temperatura corporal (por eso estaba desnudo) y un deseo incontrolable de consumir carne humana.
Droga Zombie
Conocida también como la “heroína de los pobres”, es de fácil elaboración y mucho más barata. 10 veces más potente que la morfina y la heroína.
Su nombre se debe a los efectos que ocasiona, pues la piel donde se inyecta la droga comienza a podrirse afectando las venas, volviendo verdosa o negra la piel, y causando gangrena y necrosis. Contiene codeína, diluida con pintura, gasolina, ácido clorhídrico, yodo y fósforo de cerilla.
La adicción a esta droga no dura mucho, pues los adictos mueren alrededor de dos años después de comenzar a consumirla, esto debido a las lesiones que causa, más que a la propia adicción.
Síndrome de Cotard
Estado de negación donde el afectado cree estar muerto, y más aún, que se está pudriendo. La persona afectada niega las cosas obvias, pues no cree estar vivo, que sangran o que su corazón late. Su distorsión de la realidad se causa debido a un mal funcionamiento en el área del cerebro llamada Giro fusiforme, que se encarga de reconocer los rostros, incluyendo el propio y de una amígdala que se ocupa de las emociones, provocando que la persona se sienta desconectada de la realidad.
El afectado tiene alucinaciones en las que ve a sus órganos podrirse, su rostro como un cadáver sin piel o con gusanos, incluso puede “matar” imaginariamente a otras personas cercanas a él, alegando que ellos también están muertos. Este tipo de mal es incurable y lo llegan a padecer personas que han pasado por depresiones fuertes, padecen demencia, esquizofrenia o psicosis.