La mejor manera de conocer París es no hacerlo como un turista.
Es caminar por sus calles, entrar a los cafés, a alguna crepería que te invite a pasar con esa arquitectura especial, sin prisa… Comer despacio mientras disfrutas ver a la gente pasar frente al Río Sena o en Saint Germain des Prés, en donde convivieron algunos escritores de “La Generación Perdida”
Mientras bebes una taza de café au lait o una copa de champagne, apreciarás que a los parisinos no les gusta vivir apurados ni trabajar 24/7. Al visitarla podrás disfrutar cada instante de esa ciudad que los hace sentir orgullosos, ver la Torre Eiffel desde cualquier punto de la Ville de Lumière, y hacer las compras. Necesarias en la sección de beauté et santé de una farmacia, tema del que son expertos. Si tienes tiempo de ir a Galeries Lafayette Haussmann, no olvides subir hasta la terraza. París es mucho más que lo que estoy describiendo aquí.
Si has tenido la oportunidad de ir o piensas hacerlo, recuerda que también se aprende leyendo. Sabes que te llevará bastante tiempo comprender qué tienen los franceses que los distingue con ese je ne sais quoi, el savoir faire y, en especial, con la joie de vivre. Y aun así, París nunca dejará de sorprenderte
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