La Palabra de Dios nos enseña los valores fundamentales que bendicen a la familia y si esta honra a Dios, pueden extenderse para las siguientes generaciones.
Por: GABRIEL ROJAS CABRERA, ESPECIALISTA EN TEOLOGÍA. ACTUALMENTE ES MIEMBRO ACTIVO DE LA IGLESIA CRISTIANA SHALOM, ASAMBLEAS DE DIOS EN NUEVO LAREDO.
La atmósfera nociva que en los últimos tiempos está presionando a la familia es el divorcio, el cual es causado por un sinnúmero de influencias como la permisividad moral, el machismo, el feminismo, el humanismo junta a la influencia perturbadora de medios que lo apoyan, y sumado a las redes sociales, son algunas de las cosas han socavado a la familia.
El Divorcio
Por si fuera poco, la ausencia de límites morales ha devastado lo que Dios diseñó desde el principio para el matrimonio. El libro de Génesis enseña que el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer y formarán una sola carne; posteriormente Jesús en el Evangelio de Mateo enfatiza a los oyentes que ya no son dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
A continuación, los Valores Fundamentales
Corazón Puro
Cuando una pareja de novios se casa en el altar de Dios, ambos hicieron votos de amarse hasta que la muerte los separe. El éxito de estos votos depende del estado en que se encuentra el corazón de cada uno. Jesús en una ocasión dijo que del corazón salen todos los males que se desarrollan en una atmósfera nociva. Por ejemplo: el odio, mentiras, falta de perdón, adulterios y fornicaciones. Por último, también mencionó que por la dureza del corazón, viene el repudio en el matrimonio.
Amor
En la Biblia, específicamente en esta ocasión el Nuevo Testamento, registra dos tipos de amor. Primero, el amor filial, el cual se enfoca en el amor entre padres e hijos. Segundo, el amor ágape, que decide ser amable aun con los que no son recíprocos.
El amor ágape se da sin depender del comportamiento del objetivo. Se ofrece sin esperar nada a cambio, y esta es la esencia del amor de Dios. Cuando Jesús sana los corazones endurecidos, estos podrán amar plenamente a sus cónyuges y a sus hijos descrito por el Apóstol Pablo en la Carta a los Efesios.
“Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer a sí mismo se ama. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; y respétenlos.”
“Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. Honren a sus padres, que es el primer mandamiento con promesa; para que les vaya bien, y sean de larga vida sobre la tierra, padres. No provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en disciplina y amonestación del Señor.”
Este modelo de relación y amor en la familia es lo que ha llevado a muchos que siguen a Cristo y su palabra a mantener su unidad, diseñada y encomendada por Dios.
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Perdón
Es el remedio que fortalece la unidad. Jesús estando tendido en la cruz del calvario pagando el precio de nuestros pecados, exclamó como su primera palabra de siete desde la cruz, ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!. Jesús está intercediendo por perdón y se convierte en nuestro máximo ejemplo. Cuando buscamos diariamente delante de Dios un corazón puro y le pedimos que nos ayude a amar como Él nos ama, Jesús nos ayuda a perdonarnos unos a otros y seremos sanados desde nuestros corazones.
Límites
Cuando Dios puso a Adán y a Eva en el huerto del Edén les dio varias tareas a realizar y disfrutar de sus beneficios. Sin embargo, también les puso límites. Esto para que conocieran que las decisiones tomadas traen consecuencias agradables o desagradables. En amor, los padres deben establecer límites a sus hijos para que aprendan que las decisiones tomadas traen consecuencias ya que no existen las consecuencias neutras y así se desarrolla la disciplina.
Decidamos con la ayuda de Dios a preservar la familia para toda la vida.