La realidad del autismo

Uno de cada 70 recién nacidos es diagnosticado con autismo. En México uno de cada 115 nace con esta condición.

Uno de cada 70 recién nacidos es diagnosticado con autismo. En México uno de cada 115 nace con esta condición.

Por: Nivia Susana González

El autismo en nuestro país es una condición que aún se detecta de manera tardía y no se comprende del todo. Esto sucede porque los médicos deben evaluar ciertos aspectos físicos del comportamiento de los bebés, pero no existen pruebas exactas para detectarlo. La mayoría de las personas confunde al autismo con otros padecimientos y “condena” a los que lo padecen a vivir aislados. Sin embargo, con una correcta detección y atención, pueden vivir una vida normal.

¿Qué es el autismo?

La ONU (Organización de las Naciones Unidas) define al autismo como una discapacidad permanente para el desarrollo, que afecta al funcionamiento del cerebro; sus manifestaciones se hacen más evidentes a partir de los 18 meses de vida. Estudios coentíficos afirman que la causa del autismo es biológica y depende en gran medida de la genética. Se considera una discapacidad porque:

Afecta la comprensión de los patrones de comportamiento de los demás y las habilidades para interactuar.
Tiene efectos en la comunicación verbal y no verbal. Para las personas con autismo es muy difícil entender lo que se les dice, describir cosas o mostrar sus emociones.
Genera ansiedad en los que la padecen, lo que suele complicar su capacidad de integrarse a su entorno.

Julia es un personaje de Plaza Sésamo que tiene autismo. Al ser parte de la pandilla, enseña sobre inclusión a las niñas y niños.

Las manifestaciones del autismo no siguen un patrón. Por esa razón, los especialistas lo definen como Trastorno del Espectro Autista (TEA). Esto significa que hay varios tipos y cada uno tiene características diferentes:

Severo. A las niñas y niños con este tipo se les dificulta comunicarse, tienen un retraso muy marcado en su desarrollo y pueden presentar epilepsia.

Moderado. Este es el más común. Quienes lo padecen tienen un pensamiento más rígido, no les interesa lo que sucede a su alrededor. Suelen ser distraídos y no tienen tolerancia a la frustración.

Leve. Aunque también muestran un pensamiento rígido, son más adaptables y susceptibles a lo que sucede a su alrededor. Su lenguaje es muy básico, por lo que no se comunican mucho.

De alto funcionamiento. Quienes lo tienen poseen habilidades cognitivas concentradas en ciertas áreas y por lo general destacan en ellas.

El Síndrome de Asperger no es lo mismo que el Autismo. A diferencia de éste, hace que quienes lo padecen deseen obtener la aceptación social y sean capaces de buscarla, aunque les resulta difícil captar las sutilezas de las relaciones interpersonales.

Cómo detectarlo

Estas son algunas de las características más notorias del TEA.

Las niñas o los niños no hablan según su desarrollo, construyen oraciones sin sentido o repiten una palabra específica una y otra vez.
No les gusta convivir con demás personas de su edad.
No expresan empatía en circunstancias que son “normales”.
Repiten movimientos corporales en momentos de crisis o presentan tics.
Cuando hay cambios presentan crisis de ansiedad, les gustan las rutinas.
Son agresivos en ocasiones, pueden lesionar a los demás y hacen muchos berrinches.

Los tratamientos

Es muy importante detectar el autismo en edades tempranas para brindar atención que permita vivir plenamente. Los tratamientos deben ser integrales y tener muy en cuenta las características individuales de cada persona. Algunos son:

TEACCH – Aprovecha las fortalezas y dificultades de los pacientes para ayudarles a aprender mejor.

PRT – Su objetivo es aumentar las habilidades sociales, académicas y de comunicación. Para lograrlo, se enfoca en las conductas importantes o centrales que pueden motivarles.