Por: Alberto Rodríguez
Empresario
Pedro Páramo, la mejor y única novela del jalisciense Juan Rulfo (1917-1986), narra la desolación de un pueblo (Comala), y sus habitantes. El protagonista, Juan Preciado, llega a ese pueblo lleno de lamentos, con el propósito de conocer a su padre, el cacique de esa región, pero solo descubre la tristeza y desolación que envuelve a Comala, “ vine a buscar a Pedro Páramo, que según parece fue mi padre. Me trajo la ilusión”.
Su autor, Juan Rulfo, maneja con maestría la técnica narrativa, mezclando el orden cronológico, la realidad y la ficción, la vida y la muerte, con un lenguaje claro y descriptivo, lo que hace que su exitosa novela se haya traducido a más de 25 idiomas y sea considerada como una obra maestra del llamado realismo mágico, igual a la de 100 Años De Soledad de Gabriel García Márquez, publicada en 1967, mientras que Pedro Páramo se publicó en 1965.
Dorotea, interlocutora de Juan Preciado, describe ese arraigado dolor de los habitantes de Comala, “lo único que la hace a una mover los pies, es la esperanza de que al morir la lleven a una de un lugar a otro; pero cuando a una le cierran una puerta y la que queda abierta es nomas la del infierno, más vale no haber nacido”.
Juan Rulfo no fue un escritor prolífico, sin embargo, sus dos únicas obras conocidas, Pedro Páramo y El Llano en Llamas, conjunto de 15 cuentos o relatos, donde describe costumbres, mitos y leyendas del México rural de principios del siglo XX, lo ubican como uno de los más destacados escritores mexicanos de fama mundial. Se dice que en alguna ocasión, prácticamente ya alejado de su pluma, un periodista le preguntó: “¿Señor Rulfo, por qué ya no escribe?, la respuesta causó asombro: “Porque la gente que me contaba sus historias, ya murió”.